Recuerdo perfectamente la tarde en la que los wedding planners Bodas de Cuento me escribieron para hablarme de esta boda. Era una boda de dos mujeres, que querían simplemente mostrar su amor, pasar un bonito día con los suyos y dar visibilidad al colectivo LGTBI. Wendy, la WP, sólo tenía palabras de afecto hacia ellas. No paraba de repetirme: «Sara, son encantadoras. Es que son para ti. Habla con ellas. Te van a encantar». Dos años después de su boda, Joana, Raquel y yo seguimos mandándonos audios de WhatsApp a las tantas de la madrugada para contarnos cómo nos trata la vida. Así que Wendy tenía razón, pero a medias: no es que «fueran para mi», es que yo caí rendida a su forma de ser y de ver la vida.
E igual que recuerdo perfectamente la primera vez que hablé con ellas por videollamada, recuerdo sus caras nada más llegar a la habitación del hotel donde se estaban preparando juntas para el día de su boda. Eran la mezcla perfecta de nervios, emoción y alegría. Se vistieron mutuamente entre risas bromas de complicidad. Escogieron unos sencillos vestidos adornados con encajes de la firma Otaduy
Tras eso, aprovechamos el sol de primera hora de la mañana para hacer algunas fotos de las dos juntas, ya vestidas y rebosantes de nervios en la terraza de su habitación, ya que no queríamos perder mucho tiempo antes de la ceremonia.
El resto del día transcurrió en el Palacio de Larrinaga de Zaragoza, un precioso edificio de principios del sXX construido con un estilo neorrenacentista de piedra, mármol, ladrillo, acero, hierro y vidrio. Bodas de Cuento se encargó de cuidar hasta el más mínimo detalle la decoración de esta boda. Una fusión de estilo moderno chic y con un toque boho en el que predominaba la paleta de rosas, dorados y flores plumones increíbles. Estos últimos, junto con toda la decoración floral, vinieron de la mano de Savia Bruta Flor.